17.6.08

Luego de la escala en Copiapo el pequeño boeing 737 toma rumbo final a Santiago, sigo sentado entre estas dos extrañas personas, son tan diferentes..., a mi derecha una rubia dama, de unos 55 años y a mi izquierda aquel individuo sencillote, algo maloliente y gorro de pescador. Ella me ha seguido mirando de vez en cuando, tal vez sea mi bigote mexicano el que le revuelve sus olvidadas hormonas.... El "pescador" nuevamente me toma la rodilla para preguntarme cuanto queda de vuelo, como si esta invasión física de mi metro cuadrado no le importara...., aún algo incomodo contesto que no queda más de una hora; me confiesa que es su primera vez en un avión y está nervioso. Los ojos azules de la veterana, de vez en cuando dejan las "diapos" (de algún cursito básico de economía) y me buscan..., finalmente comenta lo sabroso que estuvo la merienda y que sus nietos la espera en el aeropuerto.... Algo más se extienden las conversaciones, un momento a la derecha, otro a la izquierda...
Dos extraños, dos mundos, yo en el medio, como siempre, entre el glamour de algunos y la tosquedad de otros, entre las emociones camufladas, bien disimuladas, y la franqueza sin rodeos de otros.
El "Sky" aterriza y ya no veo la diferencia entre ellos, solo dos personas al fin y al cabo, o mejor dicho, somos tres ciudadanos en avión.